¿Son huellas en la arena?, sí, porque como los pies que caminan por ella todo lo que transcurre en nuestra vida se marca en nosotros, a veces la tormenta traerá olas que borren esas pisadas, otras soplará el viento, otras solo serán acaricidas por el mar, hasta formar parte de él. Como esas huellas nuestra existencia es efímera, pero ocupamos un momento en el tiempo, un lugar en la orilla, un instante cargado de belleza.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Guerrero de la luz




Creer en señales. El guerrero de la luz sabe de la importancia de su intuición. En medio de la batalla no tiene tiempo para pensar en los golpes del enemigo, así que se guía por su instinto y obedece a su ángel. En tiempos de paz descifra las señales que Dios le envía. La gente dice: `Está loco´. O: `Vive en un mundo de fantasía´. O aún más: `¿Cómo puede confiar en cosas que no tienen lógica?´ Pero el guerrero sabe que la intuición es el abecedario de Dios, y sigue escuchando el viento y hablando con las estrellas.

Creer en el amor. Para el guerrero, no existe amor imposible. No se deja intimidar por el silencio, por la indiferencia o por el rechazo. Sabe que detrás de la máscara de hielo que se pone la gente existe un corazón de fuego. Por eso, el guerrero arriesga más que los demás. Busca sin cesar el amor de alguien, aunque ello signifique tener que oír muchas veces la palabra `no´, volver a casa derrotado, sentirse rechazado en cuerpo y alma. Un guerrero no se deja asustar cuando busca lo que necesita. Sin amor, no es nada.

Paulo Coelho.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Lo demás...



...Que es Dios mismo,
quien pone lo demás...



Tú no fuerzas a una flor a que se abra;
la flor la abre Dios.
Tú la plantas, la riegas, la resguardas;
¡lo demás lo hace Dios!
Tú no obligas a un amigo a que te ame;
la amistad la da Dios.
Tú le amas, le ayudas, en ti la amistad arde;
¡lo demás lo hace Dios!
Tú no empujas a un alma a que crea;
la fe la da Dios.
Tú le amas, oras, esperas;
¡lo demás lo hace Dios!
Así no trates de adelantarte
a su plan de amor.
¡Trabaja! ¡Sirve!
Vive para amarle.
¿Lo demás?

Lo demás lo hará Dios.

lunes, 7 de noviembre de 2011

ESPERARÉ






Esperaré a que crezca el árbol
y me de sombra.
Pero abonaré la espera con mis hojas secas.
Esperaré a que brote el manantial
y me de agua.
Pero despejaré mi cauce
de memorias enlodadas.

Esperaré a que apunte
la aurora y me ilumine.
Pero sacudiré mi noche
de postraciones y sudarios.

Esperaré a que llegue
lo que no sé y me sorprenda.

Pero vaciaré mi casa
de todo lo enquistado.

Y al abonar el árbol,
despejar el cauce,
sacudir la noche
y vaciar la casa,
la tierra y el lamento se abrirán a la esperanza.


Benjamín González Buelta, SJ