¿Son huellas en la arena?, sí, porque como los pies que caminan por ella todo lo que transcurre en nuestra vida se marca en nosotros, a veces la tormenta traerá olas que borren esas pisadas, otras soplará el viento, otras solo serán acaricidas por el mar, hasta formar parte de él. Como esas huellas nuestra existencia es efímera, pero ocupamos un momento en el tiempo, un lugar en la orilla, un instante cargado de belleza.

jueves, 25 de diciembre de 2014

SI DIOS ESTÁ CON NOSOTROS... Es Navidad




Llegaste con motivos,

llegaste a dar sentido, llegaste a buscar,
igual – seguramente – 

que el resto de la gente, la Felicidad.

Luis Guitarra


lunes, 3 de noviembre de 2014

LA MAZA






si no creyera..

Qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera
qué cosa fuera la maza sin cantera...



martes, 21 de octubre de 2014

De puertas y personas





Ésta es la historia de un niño que, todos los días, se peleaba con su hermano, con sus padres, compañeros del colegio, etc …
Una tarde, su padre le entregó un paquete. El niño muy curisoso lo desenvolvió rápidamente y se sorprendió muchísimo al ver ese extraño regalo: era una caja de clavos.
El padre lo miró muy fijo y le dijo:
 “Hijo mío, te voy a dar un consejo: cada vez que pierdas el control, cada vez que contestes mal a alguien y discutas, clava un clavo en la puerta de tu habitación”
El primer día, el niño clavó 37 clavos en la puerta.
Con el paso del tiempo, el niño fue aprendiendo a controlar su rabia, por ende, la cantidad de clavos comenzó a disminuir. Descubrió que era más fácil controlar su temperamento que clavar los clavos en la puerta.
Finalmente llegó el día en que el niño no perdió los estribos.
Su padre orgulloso, le sugirió que por cada día que se pudiera controlar, sacase un clavo. Los días transcurrieron y el niño logró quitarlos todos.
Conmovido por ello, el padre tomó a su hijo de la mano y lo llevó hasta la puerta, y con suma tranquilidad le dijo:
“Haz hecho bien, hijo mío, pero mira los agujeros… la puerta nunca volverá a ser la misma. Cuando dices cosas con rabia, dejan una cicatriz igual que ésta. Le puedes clavar un cuchillo a un hombre y luego sacárselo. Pero no importa cuántas veces le pidas perdón, la herida siempre seguirá ahí. Una herida verbal es tan dañina como una física. Recuerda que los amigos son joyas muy escasas, consérvalos, cuídalos, ámalos, pero no los lastimes, hay daños que son irreversibles y no hay perdón que los sane”
El niño comprendió la enseñanza de su padre y la agradeció profundamente; se dio cuenta de que al enojarse no sólo causaba daño a los demás, sino que también se daña a sí mismo. A partir de ese momento jamás volvió a tener que controlar su ira, porque decidió actuar siempre guiado por el amor
Y tú, ¿cuántos clavos y/o agujeros tienes en tu puerta?

Buenagente (Algo de franciscansimo)





Un día Francisco
                                             le dijo al Señor entre lágrimas:

                                             «Yo amo al sol y a las estrellas.
                                             Amo a Clara y a sus hermanas.
                                             Amo los corazones de los hombres.
                                             Y amo todas las cosas bellas.
                                             Señor, perdóname,
                                             porque solo debería amarte a ti».

                                             El Señor, sonriente, respondió:
                                             «Yo amo al sol y a las estrellas.
                                             Amo a Clara y a sus hermanas.
                                             Amo los corazones de los hombres.
                                             Y amo todas las cosas bellas.
                                             Mi querido Francisco,
                                             no tienes por qué llorar
                                             pues todo eso lo amo yo también».

martes, 7 de octubre de 2014

Un tiempo para todo... ¿?







Si el Señor no construye la casa, en vano se cansan los albañiles.

Sal. 126


Con la fe de un niño





"Haz las cosas como si todo dependiera de ti
 y confía en el resultado,
 como si todo dependiera de Dios"

 S. Ignacio




En milagro el barro







Debes amar la arcilla que va en tus manos.
Debes amar tu arena hasta la locura.
Y si no, no la emprendas que será en vano.

Sólo el amor alumbra lo que perdura,
sólo el amor convierte en milagro el barro.

Debes amar el tiempo de los intentos.
Debes amar la hora que nunca brilla.
Y si no, no pretendas tocar los yertos.

Sólo el amor engendra la maravilla,
sólo el amor consigue encender lo muerto.



Silvio Rodríguez





lunes, 9 de junio de 2014

De plantas y jardinero


http://eclesalia.wordpress.com/2014/06/09/de-plantas-y-jardinero/

PlantitaDE PLANTAS Y JARDINEROEn la fe, sin más. CRISTINA I. CARRETERO ESTEBAN
ECLESALIA, 09/06/14.-Tengo dos macetas en casa, que cuido como si me fuera la vida en ello. Cualquiera que las viera pensaría que al Palmito que así es como se llama, lo trato mejor que la Oreja de elefante (plantita cariñosamente). El palmito crece fuerte, verde, hermoso, -desde el principio- sin plagas, sin hojas que caen… La plantita por el contrario, justo cuando la trasplante por primera vez perdió sus hojas, aunque fue sobreviviendo, no sin dificultades. Por razones ajenas a mi voluntad se mudaron del lugar en el que estaban, intenté mantenerlas vivas, y en perfectas condiciones, y mientras que el palmito no notó el cambio, mi “plantita”, quizá por exceso de riego, por demasiado amor que puse en ella, perdió todas sus hojas y se pudrió parte de la raíz. Mi hermano, que preparaba por entonces su doctorado en agrónomo, me sugirió que la tirase, que estaba muerta. Sentí tal punzada de que estuviese en lo cierto, que me resistí, me negué a creerlo e inicié mi combate. La trasplanté a un nuevo tiesto, con tierra nueva, abono, sequé parte de la raíz, le puse unas gotas de agua bendita, no la regué, la dejé en una zona cubierta de vientos, le toqué la guitarra, le canté a todas horas melodías que conocían, le puse música clásica de mi mp3, le recé, le hablé, la acaricié y esperé…  A mi alrededor, se reían de mí sin maldad, pero la cuestión estaba en buscar la combinación exacta de ciencia y fe, de no saber nada, y de intentarlo todo.
La observaba a diario, preocupada. Semanas después, bajo la tierra, sin rastro de más vida, una hoja pequeña, muy pequeña, asomaba dubitativa. La felicidad me colmó, y secó alguna lágrima que conmovida apareció en mis ojos. Los días pasaron, las semanas, y finalmente una nueva hoja broto, y poco a poco la plantita volvió a crecer, la regué menos, le di más aire, y cada vez las nuevas hojas más verdes, más grandes, más numerosas (dentro de lo que cabe esperar en una Oreja de elefante). La fotografié desde todos los planos posibles, cual hijo que nace y ves crecer la mostraba orgullosa en el fondo de pantalla de mi teléfono móvil.
Pero al poco, una primera plaga la atacó. Mi hermano, científico y racional, volvió a decir que si no la trataba pronto moriría en unas pocas jornadas devorada por la cochinilla, pero yo siempre he pensado que en esta vida, hay que creer en la ciencia, pero más aún en la voz interior del corazón. Ese mismo día recorrí varios viveros en busca del tratamiento adecuado a su tamaño y delicadeza. Preparé inexperta la mezcla, volví a poner música clásica, rezar, tratar, y la planta… se salvó. Pero, una nueva plaga, de araña roja esta vez, se ensañaba con ella. Retorno esperanzado al mismo tratamiento, no sin temor a que fuera demasiado agresivo el nuevo producto y la matase. En casa decían que me saldría más barato y menos “cansino” comprar 10 macetas y asumir que esa estaba predestinada a la extinción. ¡Sobrevivió una vez más!
De nuevo llegó el frío, y comenzó a perder hojas. Y tiempo después sobrevinieron nuevas plagas, y las que vendrán…
Hasta hace un par de semanas que entre las dos tristes hojas casi secas que soportaron el invierno, se apagaba mi sonrisa pensativa al mirarla, pensarla cuando mis chavales de catequesis me preguntaban ilusionados por plantita, conocedores de su historia. Ahora, sonrío y les cuento que he visto como empieza a asomar no solo una nueva hoja, sino que plantita nos regala esquejes de su propio ser, y que muy pronto espero volver a verla como allá por septiembre, como años atrás, llena de verdor en su pequeñez.
Quien hoy viera mis dos plantas, sin conocer la historia, pensaría erróneamente que a una le doy el mejor trato, mientras que a mi plantita no le presto ningún interés, cuando yo, su jardinera en funciones, le doy 4 veces más cuidados y amor. Entonces, pienso en Dios, y recuerdo una fábula:
Una noche soñé que iba andando por la playa con Dios. Y que se proyectaban en el cielo muchas escenas de mi vida. En cada cuadro veía huellas de pisadas en la arena. A veces las de dos personas y otras sólo las de una.
Observé que durante los períodos más difíciles de mi existencia se veían huellas de una sola persona. Y dije: – Me prometiste, Señor, que siempre caminarías a mi lado. ¿Por qué cuando más te necesité no estabas conmigo?
Él respondió: – Cuando viste las huellas de una sola persona, hijo mío, fue cuando tuve que llevarte en brazos.
Y es que, en ese dolor, en esa plantita, descubrí que quizá Dios, está más encima nuestra de lo que pensamos, dándolo todo, aunque cualquier observador externo, nosotros mismos, como mi propia plantita, pudiera pensar que su jardinera, mi Jardinero, nuestro Jardinero/a, no está al cien por cien ahí. Porque empecé a comprender, lo que un buen amigo decía, cuando hablaba de que todo era regalo, que en esta vida nacemos desnudos y todo nos he dado, y deberíamos saber valorar cada cosa que la vida nos concede. Y deberíamos saber vivir, siendo fieles a ese Dios Amor, Dios de la vida, Dios regalado, que nos concede pequeños, grandes milagros, que debemos saber reconocer, valorar y disfrutar como si no existiese mañana. Que un Dios que pone tantas capacidades en nosotros, tanta belleza y tanto regalo a nuestro alcance, es porque en su generosidad extrema nos invita a forma parte en ese festín de vida que nos concede. Ese regalo de ser para el otro, y que el otro es para nosotros.
Por supuesto plantita y palmito tienen una “precuela” personal que las hace más especiales y simbólicas si cabe… pero eso… queda  entre “Jardinero/a y Plantita”. Y es que hay días, que le grito ¿Dónde te metes? ¿Qué pretendes? que necesito sentarme a mirar esas dos macetas, sonreírles, y recobrar la esperanza, porque tengo fe, porque quiero tener fe, en que todo irá bien, en que estarán donde deben estar, que a mí me toca darlo todo, yo puse amor, y ahí estaba Él, y es que si nos dejamos la piel, es Dios mismo, quien pone lo demás (que es al final, es todo).(Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).



jueves, 29 de mayo de 2014

LUGAR PARA POETAS




A veces son necesarios 5 folios manuscritos dentro de un sobre, o acaso unos torpes versos en el revés de una foto, a veces será el lugar, y otras la compañía, pero hay días... o tan solo acaso momentos, que en sí mismos son poesía.

sábado, 3 de mayo de 2014

PASCUA CONTIGO



Pasadas ya dos semanas, con el reposo que estas vivencias requieren, pero saboreando aún, y en casi toda su intensidad el dulzor,  ¡el frescor! que aún sigo gustando dentro de mí, es llegado el momento de decir gracias.

            Por la acogida, por haberme sentido en casa, por las canciones que envolvían  y que se colaba de madrugada por los ventanales y las puertas, por las palabras sopladas en mi oído atronadoras, que rompían y a la vez eran la caricia serena. El interés y consejo en los ojos de un sabio amigo, los diálogos en la comida, compartida, servicial y generosa, como la limpieza, como las bromas en el porche, o el agua fría que espabilaba, o la caliente –que aunque creías que era una utopía- te ofrecían los que hacían tuyo lo suyo sin importar ni tu nombre, porque nadie es alguien, es todo. La campana sin hora, porque nunca es tarde donde importa más la persona que el reloj, porque el tiempo no lo marca sino el Espíritu si lo oyes, no los días tampoco el contraste de edad entre niños y adolescentes, ni jóvenes o adultos en diferentes estados de madurez. Porque el tiempo no es sino el dar y recibir felicidad a raudales. El idealismo del grupo y los invitados al banquete. La comunión de los niños envueltos en mantas, con garabatos en el suelo, a la luz de la oración junto a sus padres, y el aullar afirmativo de la libertad frente a la norma. Por el silencio perdiéndose más allá de los olivos, y el valor de otear el cielo, y que al regreso a la tierra no te inquieran por respuestas, pues no somos sino preguntas. Por el rocío en los pinos a las 6:30 de la mañana, y el chocolate caliente ante el estómago ávido de “mordazamor”.  La sonrisa amplia al atravesar el quicio de la puerta, y las risas al ritmo del loco baile de resurrección, antes del nuevo amanecer con cantos de dicha, y el arcoiris  del pacto tras la lluvia. Las palabras que no son necesarias decir porque se lee en el mirar del otro, y esos abrazos que traían a la memoria recuerdos imborrables donde descansas plenamente tu confianza en el otro, por la familia de la que te sientes parte ;) y la que te hace parte. Por todo y mucho más Gracias, por ser Pueblo de Dios.

Y, porque dos semanas después aún, y a 6 horas de distancia, hay una canción compartida de un amigo rememorada por otros dos en la distancia, hay un mensaje que recibo ¡porque sí! Por decir algo… o solo decir buenas noches. GRACIAS.

Vicente, Rosita, Jose, Luis, Pablo, Pilar, Lorenzo, Maria Ángeles, Amparo, Clara, Judith, Pablo, Juan, Rocío, Ángel, Alfonso, Sonia, Susana, Mari Ángeles,  Antonio, Juan Carlos, Pedro, Pedrito, Fermín, Javi, Yolanda, Josemi, Sergio, Álvaro, Juanma, Ángel, Jorge, Miriam, Lula, Mareu, Maria Eugenia, Tapi, Brotes, Ixcis, adolescentes bailando la conga y manteando, niños jugando, mayores cuidando, amigos compartiendo, que aunque no recuerde el nombre sí la sensación.

miércoles, 16 de abril de 2014

Escríbete, contéstale




Desde hace unos días tengo la fortuna de tener en mis manos el libro de un amigo, por lo que me tomo la libertad de regalaros una de sus páginas (quizá anime a más de uno a hacerse con un ejemplar). Me llamó la atención como invitaba a escribir desde la experiencia vivida, a la persona que hoy somos, como si fuésemos el niño que un día fuimos. Y yo, añado, escribe también a ese niño. Lee lo que esperaba de ti, y de la vida, y respóndele con un análisis del punto en el que te encuentras. Piensa, siente, y sobre todo, emociónate y apuesta por tu voz interior, que HOY es HOY en el ya "viejo abril".


Extraído de "NUÑEZ PARTIDO, Rogelio y ALVEAR, Jose María. Soy yo. Aprendo a ser persona. Madrid, 2005. PPC.

(Pulsa imagen para ampliar)



viernes, 4 de abril de 2014

No hay monte sin valle






"De la muerte, la razón me dice que es definitiva. De la razón, la razón me dice que es limitada”
 Eduardo Chillida





Y si es hermoso el monte... ¿el valle?


lunes, 31 de marzo de 2014

NO SIEMPRE BASTA CON CREER, SABER





Porque a veces también cuenta… también es necesario...
O lo erróneo será... lo que acaba contando.


domingo, 30 de marzo de 2014

Luz para mis ojos





¿De qué sirve ser quienes somos si únicamente se descubre amordazado, escondido, en lo profundo de nuestra mirada?
¿De qué nuestros talentos, si el miedo nos impide hacerlos brotar estancando las aguas hasta que se pudran?
¿De qué un candil si lo tapamos?
¿De qué el barro del alfarero si no para plasmar belleza?

Que no ha de quedar oculto que no acabe por ser manifiesto.


martes, 18 de marzo de 2014

NO ME MANDES




NO ME MANDES.

No me mandes flores cuando muera, si en el camino no hubo paz... no hubo perdón... no me mandes flores cuando muera, cuando mi ausencia se note para siempre...No me mandes perfumes que se esfuman, mándame tu palabra en un poema, mándame algún beso con el alba, mándame de ese amor que en ti rezuma. Mándame...si mi amor añoras... mándame un arcoiris de colores, mándame con la brisa algo de amor...mándame mil mariposas soñadoras...mándame con el crepúsculo una oración...mándame aunque yo esté lejos...por favor...si todo fue cariño...que me perfume su aroma, mándame con un soneto ''alguna flor''... 
A.E.R.

Porque me siento orgullosa de la persona que ha escrito lo anterior (no suelo hacer este tipo de afirmaciones que se salen de la línea del resto de post).
Sé por qué estos versos hoy... 
Hay cosas de justicia divina que merecen que sople al oído el Espíritu lo que gritan las entrañas. 
Hay entrañas que hay que arrancarlas para ignorar la verdad que cuentan.



domingo, 16 de marzo de 2014

EN EL ATARDECER DE LA VIDA





La otra noche tuve la suerte de que un amigo, me invitase a una celebración con los hermanitos de Charles de Foucauld (fantásticos todos ellos), en principio no me apetecía mucho, pero quizá porque él se llama Miguel Ángel, acudí y ahora se lo agradezco.

 Cuando finalizó, sentados los 8 alrededor de la mesa, compartiendo de cena sopa ucraniana, y queso de Portugal. Julliano, el prior (de cercanía infinita) que acababa de llegar desde Bélgica me preguntó por mis chavales, iniciándose así una breve pero sugerente conversación entre todos.

-          ¿Qué puedo decir? que para la recuperación les he dado hasta las preguntas, del examen, en una hoja, literalmente, este es, estudiadlo –les explico.
-          En nuestros tiempos los robaban –comenta Miguel Ángel.
-          Si es que yo no quiero que suspendan, sino que estudien, y si les tengo que dar las preguntas, y por lo menos se van a saber eso, a mi no me importa, si yo lo único que quiero es que la gente sea feliz, no amargarle la existencia a nadie, y si esto es una muestra de que no voy contra ellos, sino todo lo contrario. – Argumento.
-          ¿Pero no dices que aún así suspenden? –recalca Rob.
-          Jaja, sí, pero… ¿qué más puedo hacer? –pregunto.
-          Eres como Dios –apunta Juan, mientras Victoria sonríe.
-          No entiendo –respondo.
-          Sí, que hasta dices que vas a preguntar, os voy a examinar de esto, ya nos lo dijo él, en el atardecer la vida, os examinaré de amor... Si hasta nos dice las preguntas.
-          Jajaja –sonrío.
-          Pues sí que es como Dios, ¡y nosotros como los chavales, que sabiéndola, aún así suspendemos! – finaliza Juan Francisco, ante el gesto afirmativo de André (el alma de la casa).


La carcajada es general, pero me deja pensativa… Luego dicen que las matemáticas son complicadas…