¿Son huellas en la arena?, sí, porque como los pies que caminan por ella todo lo que transcurre en nuestra vida se marca en nosotros, a veces la tormenta traerá olas que borren esas pisadas, otras soplará el viento, otras solo serán acaricidas por el mar, hasta formar parte de él. Como esas huellas nuestra existencia es efímera, pero ocupamos un momento en el tiempo, un lugar en la orilla, un instante cargado de belleza.

jueves, 29 de mayo de 2014

LUGAR PARA POETAS




A veces son necesarios 5 folios manuscritos dentro de un sobre, o acaso unos torpes versos en el revés de una foto, a veces será el lugar, y otras la compañía, pero hay días... o tan solo acaso momentos, que en sí mismos son poesía.

sábado, 3 de mayo de 2014

PASCUA CONTIGO



Pasadas ya dos semanas, con el reposo que estas vivencias requieren, pero saboreando aún, y en casi toda su intensidad el dulzor,  ¡el frescor! que aún sigo gustando dentro de mí, es llegado el momento de decir gracias.

            Por la acogida, por haberme sentido en casa, por las canciones que envolvían  y que se colaba de madrugada por los ventanales y las puertas, por las palabras sopladas en mi oído atronadoras, que rompían y a la vez eran la caricia serena. El interés y consejo en los ojos de un sabio amigo, los diálogos en la comida, compartida, servicial y generosa, como la limpieza, como las bromas en el porche, o el agua fría que espabilaba, o la caliente –que aunque creías que era una utopía- te ofrecían los que hacían tuyo lo suyo sin importar ni tu nombre, porque nadie es alguien, es todo. La campana sin hora, porque nunca es tarde donde importa más la persona que el reloj, porque el tiempo no lo marca sino el Espíritu si lo oyes, no los días tampoco el contraste de edad entre niños y adolescentes, ni jóvenes o adultos en diferentes estados de madurez. Porque el tiempo no es sino el dar y recibir felicidad a raudales. El idealismo del grupo y los invitados al banquete. La comunión de los niños envueltos en mantas, con garabatos en el suelo, a la luz de la oración junto a sus padres, y el aullar afirmativo de la libertad frente a la norma. Por el silencio perdiéndose más allá de los olivos, y el valor de otear el cielo, y que al regreso a la tierra no te inquieran por respuestas, pues no somos sino preguntas. Por el rocío en los pinos a las 6:30 de la mañana, y el chocolate caliente ante el estómago ávido de “mordazamor”.  La sonrisa amplia al atravesar el quicio de la puerta, y las risas al ritmo del loco baile de resurrección, antes del nuevo amanecer con cantos de dicha, y el arcoiris  del pacto tras la lluvia. Las palabras que no son necesarias decir porque se lee en el mirar del otro, y esos abrazos que traían a la memoria recuerdos imborrables donde descansas plenamente tu confianza en el otro, por la familia de la que te sientes parte ;) y la que te hace parte. Por todo y mucho más Gracias, por ser Pueblo de Dios.

Y, porque dos semanas después aún, y a 6 horas de distancia, hay una canción compartida de un amigo rememorada por otros dos en la distancia, hay un mensaje que recibo ¡porque sí! Por decir algo… o solo decir buenas noches. GRACIAS.

Vicente, Rosita, Jose, Luis, Pablo, Pilar, Lorenzo, Maria Ángeles, Amparo, Clara, Judith, Pablo, Juan, Rocío, Ángel, Alfonso, Sonia, Susana, Mari Ángeles,  Antonio, Juan Carlos, Pedro, Pedrito, Fermín, Javi, Yolanda, Josemi, Sergio, Álvaro, Juanma, Ángel, Jorge, Miriam, Lula, Mareu, Maria Eugenia, Tapi, Brotes, Ixcis, adolescentes bailando la conga y manteando, niños jugando, mayores cuidando, amigos compartiendo, que aunque no recuerde el nombre sí la sensación.