Si el amor te escogiera y se
dignara
llegar hasta tu puerta y ser
tu huésped
¡Cuidado con abrirle e
invitarle,
si quieres ser feliz como eras
antes!
Pues no entra solo: tras él
vienen
los ángeles de la niebla tu
huésped solitario
sueña con los fracasados y los
desposeídos
con los tristes y con el dolor
infinito de la vida.
Despertará en ti deseos que
nunca podrás olvidar,
te mostrará estrellas que
nunca viste antes;
te hará compartir, en adelante
el peso de su tristeza divina
sobre el mundo.
¡Listo fuiste al no abrirle!
y, sin embargo,
¡qué pobre, si lo echaste de
un portazo!
S.R. Lysaght
Extraído de Pastoral sj
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