Hubo un tiempo en que me dedicaba a comentar las películas .para uso
personal- que veía para así releerlas si alguna vez necesitaba datos sobre alguna, y
no tener que visionarla. Hoy me apetecía ver ¡Qué bello es vivir!, pero no
escribí en su día sobre ella, así que me fijé en ésta que escribí en mi primer
año de carrera y aquí la dejo por si sirve. Contiene Spoiler.
EL SEÑOR DE LAS MOSCAS. Nota 6`5.
Dir. Harry Hook.
Guión Sara Schiff
(Novela: William Golding
Reparto: Balthazar
Getty, Chris Furrh, Danuel Pipoly, Andrew Taft, Edward Taft, Gary Rule.
William
Golding nos presenta el argumento de una película en la que la existencia de
“derecho” se hace indispensable. Encontramos como la moralidad se mezcla con el
derecho, donde el hombre, ser social tiene convivir en comunidad poniendo en
evidencia su condición humana. Se crean conflictos de intereses y se debe
buscar mediante el derecho un equilibrio de fuerzas.
El
argumento parte de esa convivencia a la que un grupo de niños deben enfrentarse
cuando tras estrellarse el avión en el que viajaban deben sobrevivir sin
adultos en una isla. En principio se plantea la necesidad de elegir un líder,
ya que el único adulto con el que contaban es el capitán y está mal herido, por
lo que más que un soporte para el grupo es una preocupación. Se elige a Ralph que
cuenta con dos importantes apoyos: Simon interesado por los débiles, ajenos a
su propio beneficio, individual en sus decisiones y Porky, consejero de Ralph
bajo el que protege su inseguridad, falta de confianza o miedo al rechazo, el
caso de porky me resulta especialmente llamativo, ya que tiene numerosas
cualidades, pero tal vez sea por su sobrepeso, que no cumple los cánones de la
perfección (¿pero realmente cuales son esos cánones?), todas esas cualidades se
ensombrecen a vista de sus propios compañeros – “amigos”. Establecen unas
normas para la convivencia, desde la utilización de la caracola para hablar,
(símbolo de potestad, de cierto privilegio sobre el resto), a la asamblea para
tratar temas en beneficio de la sociedad futura, pudiendo participar con
iniciativas cualquier persona que lo desee, por lo que se ofrece voz a todos
los miembros. En la asamblea se propone establecimiento de normas que han de
cumplirse bajo la coacción de sanciones, de forma que logren una determinada
estabilidad. La coacción mediante sanción la podríamos observar por ejemplo en
el caso del robo de la navaja de uno de los niños, donde la aparición del
concepto de propiedad entra en escena, y la aplicación de justicia al
incumplimiento de esa convención de respeto mutuo, respeto a lo ajeno provoca
reacciones desde el silencio a acatar una sanción al comportamiento
reprochable, al desacuerdo a que la convivencia ofrezca timbres de una vida de
adulto, que no son otros que los de una vida un tanto más civilizada que la que
los miembros que están en desacuerdo a ella proponen.
Encontramos
otro modelo de líder, en este caso Jack, carismático pero que basa sus
actuaciones en su beneficio y la fuerza. Se interponen los intereses de Jack
como individuo al grupo, y es esa necesidad la que le invita a separarse de la
comunidad para formar la suya propia, donde la escasez de recursos provoca
conflictos con el campamento inicial, es la necesidad de tener aquello que
escasea lo que provoca una lucha desmedida por poseerlo, ya sean puramente
indispensables como innecesarias. Se crean dos sociedades, la primera con unas
normas y búsqueda de sanciones, una sociedad más civilizada, y una segunda en
la que se impone el salvajismo y el seguimiento de un líder ya sea por miedo a
él (los gemelos pueden ser justificante de este miedo o de estos supuesto
beneficios que ofrece formar parte del grupo de cazadores) o por la falsa
liberad que les ofrece, ya que sin unas normas claramente establecidas como en
el primer campamento se siguen las de este segundo líder (Jack) lo que les
convierte en esclavos de su supuesta libertad. Jack crea una sociedad que se
asemeja a una dictadura basando sus actuaciones un poder que él se otorga y
donde el resto puede ser cuestionado y merecer castigo pero no él, porque hasta
en la brutal matanza de Simón busca culpables a los que infligir latigazos y no
se encuentra a si mismo que es el primero que la llevó a cabo.
En
sus actuaciones también se evidencia un miedo a que sea cuestionado su mando,
porque por naturaleza siente necesidad de convivir, pero aparece la inseparable
hostilidad que amenaza con disolver su propia sociedad. La sociedad fortalece
al hombre que es débil, y de este modo suple sus defectos y es capaz de obtener
metas que de individualmente no puede lograr, quizá esa fortaleza se plasma en
la formación del segundo grupo alrededor de Jack como líder, lo que le ofrece
seguridad.
En
la sociedad lógica y civilizada de Ralph, se establece una necesidad de
organización ya que eso beneficiaría al grupo, tanto en el reparto de tareas,
algo que en una de las asambleas recrimina al resto de los niños, al ver el
desigual reparto de las mismas que se produce, como en asumir las
responsabilidades de cada componente con
respecto a la comunidad (como cuidar la hoguera, que es la esperanza para su
rescate) o cumplir horarios de forma que el retraso de unos no suponga el
malestar de otros, es necesario que los individuos se den cuenta de las
ventajas que la sociedad con una convivencia organizada puede acarrear. En la
mente de Ralph, la necesidad de mantener la unión es siempre constante, incluso
en los momentos en lo que ve que el grupo ya no está de su parte y que se
encuentra solo ante el salvajismo y las descabelladas maneras de sus
compañeros.
Tras
la separación en dos bandos, aparece el miedo que se dibuja como una bestia
inexistente a la que incluso se le hacen rituales por temor, pero a la que se
persigue para matarla. En una isla donde el objetivo que en principio era
sobrevivir unidos en la creencia en un rescate se transforma en la lucha hacia
una bestia, siendo esta todo lo exterior al grupo desde los más alejados a él
como es el caso del desconocimiento a lo que se encontraba en la cueva (el
capitán), hasta aquello que aun estando cercano a ellos mismos es ajeno a su
círculo como demuestran los continuos ataques de cazadores al grupo de Ralph o
a este individualmente como si fuera un animal al final de la película. Gracias
a ello vemos también la diferencia de trato que se da a lo propio de lo que no
resulta ajeno (si estuviéramos hablando de nosotros sería el caso de la
diferencia entre nuestra familia y un desconocido), en el caso de la película
la forma de mirar (tratar) Jack a los que estaban de su lado es muy distinta de
la que tiene con los que no han cruzado la línea para ser parte de su “escudo”.
Finalmente
aparecen los militares a rescatar a los niños y de ese modo a Ralph, siendo
ellos respetados por los cazadores, quizá por adultos, o por militares como
símbolo de ley y orden, como símbolo de una vuelta a las normas, a las
costumbres que aunque ellos no se dieran cuenta, son lo que realmente desean
pues va en su propio beneficio, al menos que se viera, no oponen resistencia a
su aparición, no huyen a esconderse y a seguir con esa nueva vida en la isla
sino puede que sientan alivio al tener de nuevo unas directrices marcadas. Sin
duda la mirada de Ralph muestra alegría y no creo que sea solo por el
conocimiento de que se ha librado de la muerte...
Vemos
la alusión que con las gafas o la navaja del campamento, se hace también a la
propiedad al igual que ocurría con la navaja de uno de los niños a la propiedad
tanto individual como común a la figura del campamento, es decir, a las
personas que lo forman, y frases como “esto es del campamento” (en referencia a
la navaja) o “lo lamentarás” (cuando matan a porky) indican la necesidad de una
normativa rígida para asegurar un orden, un orden Ralph cree que podría haberse
establecido y lamenta tras la muerte de Simon que no fuera así, auto culpándose
de no haberlo mantenido. Estos objetos también crean conflictos (aun siendo
objetos externos), tanto la navaja, que busca el ladrón de la misma o las gafas
que por su utilidad para la creación de fuego provoca.
El
ser humano es de generosidad limitada, y la envidia es una fuente permanente de
conflictos. El ser humano tiene unas necesidades, el humanista Maslow las
clasificaba en cinco niveles que debían satisfacerse de forma progresiva y aun
no teniendo una plenamente satisfecha podía buscarse otra. Está búsqueda
constante de necesidades aparece también reflejada en la película. Se busca
paliar las necesidades primarias como el alimento, fuego..., seguidamente se
busca mantener la unión del grupo, lo que cubriría la segunda necesidad, la de
seguridad, y el grupo además en el caso de Jack se ocupa de cubrir la de
status, lo que hace que el mismo se estime y de este modo cubra la cuarta, así
al completar las anteriores Jack busca la autorrealización. Lo que pretendo
decir con esto, es que el ser humano es insaciable y quizá esta característica
sea fuente de su limitada generosidad ya que no da, para no arriesgarse a la
posibilidad de perder o no tener.
En
general es una película interesante que hace ver hasta donde seres en principio
bondadosos como puede creerse por su edad, llegan a corromperse hasta el punto
de asesinar conscientemente a uno de sus propios amigos, o de robar al grupo de
Ralph. Vemos esa eterna debilidad humana, ese talón de Aquiles que forma parte
de cada persona donde sus más descabellados instintos salen a relucir en
situaciones límite, representados en la violencia juvenil.
Si partimos de esa afirmación de
que el hombre es bueno por naturaleza y son las circunstancias externas las que
le corrompen, las que lo envilecen, bien podría ser esta una de las imágenes
clave que la película nos graba. No soy quien para decir si todos los humanos,
seres teóricamente racionales y superiores al resto podemos dar un giro a
nuestra personalidad tan brutal como el que la película muestra, si podemos
llegar a ser tan ajenos a nuestros actos que convirtamos nuestro espacio en
delincuencia, si no nos encontramos bajo la coacción tanto de nuestra propia
moral como de una condena, pero resulta grato ver que si nuestra sociedad no
del todo perfecta, el establecimiento de unas normas, la aleja de la barbarie.
Y sin embargo es triste que tengamos que recurrir a la sanción y eso nos
conduzca a perder la fe en el Dios que intenta salir al encuentro de cada uno.
¿Son deseables y necesarias las sanciones?, ¿debe primar la fe en la bondad del
hombre y aliento de Dios en última instancia…?. Espero vuestras opiniones.