¿Son huellas en la arena?, sí, porque como los pies que caminan por ella todo lo que transcurre en nuestra vida se marca en nosotros, a veces la tormenta traerá olas que borren esas pisadas, otras soplará el viento, otras solo serán acaricidas por el mar, hasta formar parte de él. Como esas huellas nuestra existencia es efímera, pero ocupamos un momento en el tiempo, un lugar en la orilla, un instante cargado de belleza.

martes, 7 de junio de 2011

La mariposa y la luz (leyenda árabe)





Una noche, hubo una reunión de mariposas. Querían conocer de cerca el fuego y querían buscaban quien les informarse. Una de ellas, voló hacia un castillo, vio la luz de una vela y, tras observarla volvió para contar sus impresiones. Pero la mariposa que presidía la reunción no quedó satisfecha.

- “No sabes nada sobre l fuego”- dijo.

Otra mariposa se acercó al castillo, y penetró en él, acercándose, lejos de la llama. Entusiasmada por su encuentro con el fuego, regresó para comunicar sus impresiones. Pero la mariposa sabia le contestó:

- “Tampoco esto es un auténtico informe, querida. Tu relato no aporta nada de nuevo”.

Partió luego una tercera mariposa hacia el castillo, ebria de entusiasmo se posó, batiendo sus alas, sobre la pura llama. Extendió las patitas y la abrazó entusiasta, perdiéndose en ella alegremente. Envuelta totalmetne por el fuego, sus miembros se volvieron al rojo vivio. Cuando la mariposa sabia la vio de lejos convirtiéndose en una sola cosa con el fuego, llegando a ser del color mismo de la luz, dijo:

- “Sólo ésta ha logrado la meta. Sólo ella sabe ahora algo sobre el fuego”.



Leyenda árabe extraída del cd ´Confío, del grupo IXCIS.

Esta entrada va dedicada a alguien muy especial, que probablemente no lo lea, pero es LO DE MENOS. Es mi forma de intentar expresar la idea de que para conocer de verdad a las personas hay que acercarse a ellas, implicarse con ellas, hasta el extremo, lo que no está libre de sufrimiendo, tristeza o dolor, es cierto, pero es ahí donde se descubre la mayor de las felicidades y alegrías, que las emociones, las verdaderas, reales no se descubren, ni conocen mirando desde la ventana, la vida hay que vivirla, aunque implique sufrirla, pero de otra forma no haríamos correctamente, de ninguna de las maneras, nuestro papel en ella, ignoraríamos nuestra humanidad y por consiguiente, nuestras emociones, las que tenemos y las que producimos. No enriqueceríamos, ni nos enriquecerían, no valdría la pena... Yo soy como esa mariposa batiendo sus alas sobre la llama, tú no dejes de serlo nunca, aunque hayas sentido que te puedes quemar y eso es dolor, porque también has aprendido, que el calor reconforta y eso es felicidad.










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