Un día Francisco
le dijo al Señor entre lágrimas:
«Yo amo al sol y a las estrellas.
Amo a Clara y a sus hermanas.
Amo los corazones de los hombres.
Y amo todas las cosas bellas.
Señor, perdóname,
porque solo debería amarte a ti».
El Señor, sonriente, respondió:
«Yo amo al sol y a las estrellas.
Amo a Clara y a sus hermanas.
Amo los corazones de los hombres.
Y amo todas las cosas bellas.
Mi querido Francisco,
no tienes por qué llorar
pues todo eso lo amo yo también».
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