¿Son huellas en la arena?, sí, porque como los pies que caminan por ella todo lo que transcurre en nuestra vida se marca en nosotros, a veces la tormenta traerá olas que borren esas pisadas, otras soplará el viento, otras solo serán acaricidas por el mar, hasta formar parte de él. Como esas huellas nuestra existencia es efímera, pero ocupamos un momento en el tiempo, un lugar en la orilla, un instante cargado de belleza.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

HOGAR





Puertas que se abren, y estoy en casa.
Mi gente,
brazos que envuelven,
manos que acarician éste rostro cansado,
palabras que cantan, acunan y aquietan,
miradas que esperan,
gestos de hogar,
risas sinceras.
Amigos, que secan las lágrimas con su presencia.
Calor que funde: penas de hielo, muros de ausencia, miedos de piedra
Descanso, aun no llegada.
Tú, que nos unes,
y después al camino de nuevo.
Un recuerdo vivo,
Indestructible presencia.
Más batallas, heridas nuevas.
Hay otros cansancios,
hay tormentas.
No hay derrota, porque hay puertas que se abren,
Y estoy en casa.


Lo escuché en el min 9. del rezandovoy.org de los jesuitas del día 16 de septiembre. Y es que unos somos hogar para algunos, y otros, pueden serlo para nosotros.

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