¿Son huellas en la arena?, sí, porque como los pies que caminan por ella todo lo que transcurre en nuestra vida se marca en nosotros, a veces la tormenta traerá olas que borren esas pisadas, otras soplará el viento, otras solo serán acaricidas por el mar, hasta formar parte de él. Como esas huellas nuestra existencia es efímera, pero ocupamos un momento en el tiempo, un lugar en la orilla, un instante cargado de belleza.

viernes, 30 de abril de 2010

FILIPENSES 2


Ayer asistí impresionada a algo que realmente no tiene nada de especial. Un señor le preguntó a un amigo -que es un cura estupendo-, ¿por qué Dios murió en la cruz?, y en su respuesta dijo que era largo de explicar, pero como no tenía que ver con el tema de que hablábamos lo intento resumir muy muy brevemente, y dijo que no fue para salvarnos de nuestros pecados, eso vino después, sino que porque se fiaba del Padre, se fiaba porque siempre había recibido todo de ÉL, y si ahora tocaba dejarse matar por alguna razón que le costaba entender, por muy difícil de comprender que fuera, se dejaría, y no una muerte normal, sino una muerte cruel e injusta, por ello porque se había bajado, obedecido, porque se había hecho vulnerable a los hombres siendo su condición divina, fue exaltado por Dios, Dios lo puso por encima de todos. Y a continuación y fue esto lo que me impresionó empezó a recitar Filipenses 2, y no fue el que se supiera los versículos de memoria lo que realmente me dejó conmocionada, a pesar de que la biblia es extensa supongo que al igual que yo conozco artículos de leyes es natural que él tenga manejo de su campo, lo que emocionó fue la pasión, la ilusión que ponía en cada palabra, lo que las saboreaba mientras salían de sus labios y las interpretaba con los gestos de sus manos, de se modo cobraban una vitalidad, una fuerza. un sentido nuevo...

Cristo:
6 El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios.
7 Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; 8 y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. 9 Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. 10 Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, 11 y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SEÑOR para gloria de Dios Padre.

Curiosamente desde la página de Novabella, (página muy recomendable a la que estoy suscrita y de la que os dejo un enlace en mi blog), me llegó anoche al correo lo que os adjunto, me hizo relacionar los acontecimientos de la tarde con dicha oración, en ella, se lee una total confianza en Dios, un dejarse hacer por Él, algo parecido a lo que debió sentir Jesús.

Señor, sé que eres mi Padre y esto me basta.
Sé que me amas y esto me alegra.
Sé que lo puedes todo, y esto me llena de seguridad.
Sé que lo sabes todo y te confío mi vida.
No soy digno de amarte, pero tú me amas hasta después de haber pecado.
Yo me olvido de Ti, pero Tú no me olvidas jamás.
Yo te contradigo muchas veces y Tú me amas a pesar de ello.
Cuando me creo solo, Tú piensas en mí, Señor.
Cuando me oprime el desaliento, tu amor me conforta.
Cada minuto de mi vida es un minuto de tu amor.
Mi pasado me agobia, pero Tú me perdonas.
El porvenir me inquieta, pero Tú velas por mí.
No tengo más que el presente para amarte,
y Tú sólo me pides que me deje amar por Ti.
Con este minuto presente puedo reparar todo el pasado.
Este minuto presente encierra para mí todo el porvenir.
Señor, estás en mí para que yo viva y ame por Ti.
Señor, esto me basta.

Anónimo

Publicado por: Cristina Isabel Carretero Esteban

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